Por la mañana he oído decir que Goitisolo, el escritor barcelonés, estaba en la quiniela para recibir el Premio Nóbel de Literatura y pensé: A ver si es verdad y no se lo dan a otro, como pasó en 1984, cuando el gobierno catalán pretendía que se lo concedieran a Salvador Espriu y se lo dieron a un gallego que no se lo merecía. Sí, aquel que decía que lo suyo era literatura y todo lo demás eran subgéneros.
Yo no conozco al nuevo aspirante, porque no tengo tiempo apenas para leer y bien que lo siento, porque podía aprender mucho de él y de otros literatos fenomenales, pero es lo que hay y debo resignarme. Si uno no nació para esto ni pudo formarse adecuadamente, como la mayoría de los intelectuales que se pasan toda la vida leyendo, qué le vamos a hacer; hay que tener paciencia.
Hace cuarenta años leí “El innombrable” de Samuel Beckett, premiado aquel año con el Nóbel y creo que en el fondo me parezco un poco a su personaje: vivo, pero es como si no viviera, porque permanezco enclaustrado entre Mollet del Vallès y Sant Fost de Campsentelles y más allá de este pequeño territorio no me conoce ni Dios, ni falta que hace, porque siempre hice honor a mi nombre y no sé lo que es la vanidad ni la necesito para sentirme feliz. Hay quien no puede vivir sin la adulación y el reconocimiento de los demás y más si es a gran escala. Me siento muy feliz entre los que me conocen y saben como soy, porque me conformo con muy poca cosa. Me da lo mismo que me alaben o me critiquen y que me amen o me odien, pues hay que asumirlo todo en esta vida. Tampoco sufro la típica enfermedad nacional y no envidio a nadie, excepto si es un cerebro pensante, que también los hay, aunque generalmente retrocedamos en cultura y educación.
Sé que mis escritos gustan a la gente que apenas lee o no lo hace nunca y eso me satisface mucho, por eso sigo escribiendo, para disfrutar sin esperar nada a cambio. Prueba de ello es que soy el único “paleto escritor” que regala más de mil libros cada año a las adolescentes de la comarca, para que aprendan a ser críticas y sepan lo que les espera si no se preparan a conciencia.
Desde abril se me da por criticar a diestro y siniestro en este blog. La lástima es que caiga todo en saco roto, porque la gentuza y los dirigentes de las instituciones a las que critico, viven en otro mundo y no se enterarán nunca de lo que pienso, porque sólo les interesa enriquecerse desmesuradamente cada día y alimentar su vanidad hasta lo infinito. Y la culpa de todo es de lo que ellos consideran chusma, a la que desprecian y explotan, por adularles, por admirarles y lamerles el culete. ¡Que nos vayan dando a todos por estúpidos! Con razón se dice que la estupidez humana es lo que más se globalizó en este perro mundo.
Por la noche me enteré que otorgaron el Nóbel de Literatura a una escritora rumana y me pregunto si es que le tocaba el turno a una mujer o a los países de Este, porque eso en el fondo funciona como lo de los JJ OO. Me alegro mucho por Herta Müller, que se lo merece por haber sufrido durante muchos años al dictador Ceaucescu y sobre todo por pertenecer al colectivo que defenderé a capa y espada toda mi vida.
CONSTANTE
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