Estoy harto de decir que hay dos Españas, porque somos diferentes a los ciudadanos de otros países avanzados, donde cambian el sentido del voto con gran facilidad. En España o somos del Madrid o del Barça a muerte, por poner un ejemplo, y eso no puede ser.
Por fin, hoy casi todos los medios de comunicación están de acuerdo en que los casos de corrupción implican a muchísimos miembros del Partido Popular por todo el país, especialmente en las comunidades gobernadas por los populares, que todas las tramas tienen su origen en tiempos de Fraga y sobre todo, desde el prepotente Aznar.
Visto lo que hay, es lamentable que la justicia sea tan lenta en este país y que nos podamos morir esperando veredictos sancionadores, como en las listas de espera de la sanidad, porque si tardan tantos años en castigar a los corruptos, puede haber antes elecciones y se creerán que con la fidelidad de sus electores quedan perdonados, como un derecho divino heredado de Franco, cuando todo les estaba permitido. ¿Por qué somos tan idiotas y no propiciamos un cambio radical en este puto país ingobernable?
Una solución sería hacer borrón y cuenta nueva, defenestrando a los líderes principales de los partidos importantes que ya han demostrado sobradamente su ineptitud y son una lacra y una rémora para la sociedad. Habría que poner en su lugar a una mujer lúcida como Carme Chacón o Rato en el PP y a Felipe González en Europa antes de que comience a chochear, volver a hacer una nueva transición, otro período constituyente para reformar la Carta Magna y eliminar, entre otras cosas, los parlamentos autonómicos, al objeto de reducir a la décima parte la cantidad de políticos inútiles, si todo lo que legislan en sus respectivas cámaras tiene que ser refrendado por el parlamento español, dominado alternativamente por los mismos partidos, donde nunca tienen en cuenta las reivindicaciones de la discriminada Catalunya. El Estado no puede mantener a tontos parásitos de la administración, la más cara del mundo.
O cambiamos y somos conscientes de la herencia que le vamos a dejar a nuestros descendientes o seremos siempre la última mierda y el hazmerreír de Europa.
¡Viva la derecha conservadora, que incluso compra máquinas para contar billetes de procedencia ilegal, como si sólo ellos tuviesen derecho a la vida! ¡La madre que les parió a todos y a los tontos que les votan!
CONSTANTE
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