martes, 20 de octubre de 2009

Símbolo fálico en Mollet

Desde tiempos inmemoriales, todas las civilizaciones que poblaron distintos continentes esculpían enormes monumentos fálicos, como símbolos de fertilidad; pero con la implantación forzosa de las grandes religiones en todo el mundo fueron pasando a la historia, especialmente en los territorios dominados por el cristianismo, donde los sustituyeron por cruces de todos los tamaños, como las que llevan los creyentes colgadas en el pecho o la aberración del Valle de los Caídos, construida por miles de esclavos republicanos que habían perdido la Guerra Civil y donde muchos perdieron la vida.
De todas formas, es rara la ciudad en la que no existen grandes símbolos fálicos, como el de Miró o la Torre Agbar en Barcelona.
En la pasada primavera se descubrió un menhir en la explanada de Les Pruneres de Mollet, que data de cinco o seis mil años. Desde entonces todos los medios de comunicación locales hablan de él como si se tratara de Floquet de Neu en su día.
Según documentos aparecidos en Sant Cugat, Mollet tiene una historia de algo más de mil años, pero con este hallazgo, sabemos que esta zona vallesana ya estaba habitada hace milenios, porque el menhir no se labró solo ni se colocó allí por arte de magia. Lástima que la máquina que lo descubrió lo haya deteriorado un poco y se tenga que restaurar.
No sé cuando ni donde lo instalarán, pero a Mollet, que no es nada turístico y tiene los problemas típicos de una ciudad, buena falta le hace una atracción que no sean estatuillas de escaparate; porque el Museo Abelló no es suficiente para atraer muchos turistas, ni tampoco las Cavas de Can Gomà, que deberían estar abiertas a visitas de gente interesada.
Y si de paso se puede hablar del símbolo fálico y de sexualidad con total normalidad, como se habla de fútbol, de toros, de prostitución o de la mierda que emiten por televisión, pues mucho mejor.

CONSTANTE

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