Hace hoy treinta y cuatro años trabajaba en una obra en Sant Cugat y como salía de casa muy temprano no me preocupaba de lo que ocurría más allá de lo que alcanzaba mi vista. A los compañeros de trabajo les ocurría lo mismo y no nos hemos enterado de la muerte de Franco hasta que vimos unos niños regresando a las nueve del colegio que había al lado; celebrándolo como si fuese una fiesta.
Sí que era una fiesta para todos los sectores de población y colectivos perseguidos por el régimen dictatorial, aunque sus adictos tuvieran la sensación de que se les caía el mundo encima, pues creían que no podrían vivir sin su protección y tutela. Fue una lástima que nadie se muriese de pena por él, porque habría hoy menos fachas que mantener con el sudor de los trabajadores.
Franco tenía el honor de ser el único militar del mundo que desfilaba bajo palio como las altas jerarquías eclesiásticas, con el beneplácito de Pío XII y papas siguientes, como si fuese el jefe de la Iglesia o el máximo representante de Cristo en la Tierra. No sé cómo no le beatificaron siendo tan bueno.
Aquel día, millones de personas lloraron por él y aún le siguen echando de menos hoy en día. Con él, pasábamos por el tubo con la Ley de Vagos y Maleantes y carecíamos de libertad; en cambio, ahora tenemos muchísimos más vagos y maleantes, ladrones, corruptos, chulos y maricones y la libertad se transformó en libertinaje, algo calificado muy negativo por la considerada gente de bien, que sólo piensa en ella.
A estas alturas le hacen dudar a uno y ya no se sabe qué es mejor: si el comunismo fracasado por la maldita corrupción de sus dirigentes, si una férrea dictadura de un militar cruel y despiadado, que mantiene el orden a sangre y fuego o la democracia, totalmente dominada por los poderes fácticos que nos tienen absolutamente alienados y arruinados: digamos, entidades financieras, patronal y multinacionales que lo controlan todo.
Visto lo que hay y puestos a elegir, como no soy creyente, tampoco creo en la democracia actual, por tener unos políticos tan ineptos y una oposición tan nefasta. Estamos en una encrucijada y nadie sabe qué camino seguir, pero yo lo tengo claro: hacer el amor, no la guerra y ser idiota, para poder ser totalmente feliz, que es la única forma de no sufrir.
Com surtirem d'això amics?
CONSTANTE
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