Pobre Catalunya

Hoy he visto en un periódico un gráfico con el crecimiento de la población en Catalunya hasta el año 2041 y he llegado a la conclusión de que el organismo que lo realizó no tiene ni idea.
La población mundial en 1830 era de mil millones y se dobló en un siglo. En 1960 ya había mil millones más y cuatro mil en 1975; cinco mil en 1989, seis mil en el 2000 y ahora estamos a punto de alcanzar los siete mil, demasiados para que puedan alimentarse todos, pues ya pasan hambre cerca de mil quinientos millones. Como puede verse, el crecimiento se había ralentizado un poco en las dos últimas décadas del siglo pasado, pero con el crecimiento de la economía en los siete primeros años de este siglo, volvió a acelerarse levemente.
Circunscribiéndonos a Catalunya, el los últimos años se había estancado la población autóctona, porque con la carestía de la vida en el Principat y con los salarios similares a los de hace veinte años, es imposible que nuestros jóvenes puedan tener hijos, porque no les pueden mantener. Desde entonces, la población creció, gracias a la inmigración, pero con las perspectivas que nos depara el futuro, cuando los inmigrantes ya no puedan venir porque no pueden ganarse bien la vida, cuando muchos de ellos tengan que regresar a sus países de origen, los jubilados que inmigraron de otras autonomías vuelvan a sus pueblos respectivos, nuestros jóvenes sigan sin atreverse a tener descendencia por estar hipotecados toda la vida, enriqueciendo a los mafiosos de siempre; me temo que en los próximos años, la población catalana se estancará y sólo crecerá insustancialmente a partir de 2015, pero nunca al ritmo de los últimos veinte años, porque el mundo tiene que planificar su crecimiento a partir de ya, si no quiere que unos habitantes tengan que comerse a los otros, para no morir de hambre.
¿Y porqué Catalunya no puede crecer? Porque es el país del mundo donde hay más políticos inútiles por metro cuadrado, más funcionarios enchufados que no dan palo al agua, más liberados sindicales que no producen nada y chupan del bote. Y esto no se puede sostener con un déficit fiscal tan exagerado como el nuestro.
Lo que no entiendo es cómo nuestra juventud está tan amodorrada y no reacciona enérgicamente ante esta situación económica tan injusta.

CONSTANTE