Con las prisas, hace unos días me olvidé de incluir a Albertito Ruiz Gallardón en la lista de egocéntricos, porque es un hijo de papá y un creído, pero no tan bueno como él y la gente se cree.
Hoy le toca el turno al juez más polémico de la Audiencia Nacional, Mr. Baltasar Garzón. En los últimos veinte años ha tenido sus claros y oscuros. Hay que felicitarle por la caña que les metió a los etarras y últimamente a los corruptos de la trama Gürtel, Pretoria, etcétera. No se puede decir lo mismo de sus intentos de arreglar el mundo, como en el caso Pinochet, cuando es España donde peor funciona la justicia. No me vale que en otros países funcione peor o no exista.
No hace mucho salió trasquilado en su intento de ajusticiar al franquismo y ahora intenta procesar a la familia de Pinochet, por blanqueo de dinero y por haberse enriquecido al amparo del criminal dictador.
Y me pregunto, ¿Por qué no intenta procesar también a una de las familias más ricas de España, que no ha dado palo al agua en toda su vida y encima TVE le pagaba a la nietísima por bailar en un programa; así como no querer devolver al Patrimonio Nacional el Pazo de Meirás, donde pasaban todos los veranos y había sido un regalo impuesto al pueblo gallego de posguerra?
Señor Garzón, haga el favor de encerrase en su despacho y póngase las pilas para impartir justicia con celeridad y eficacia y deje de hacer el fantasma, que de eso estamos bien servidos en España. Primero debe arreglar lo de dentro, antes de intentar arreglar lo de fuera. ¿Vale?
CONSTANTE
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