Dije muchas veces en mis comentarios que soy partidario de un ejército mundial bajo bandera de la ONU, para ahorrar muchos miles de millones a los estados miembros y quebraderos de cabeza como el que tiene el gobierno español estos días con el Alakrana.
Si somos tontos y pagamos el primer rescate de un secuestro, ¿qué esperamos? Les estamos dando alas a los piratas somalíes, que han encontrado un enorme filón. Si en la segunda ocasión que nos han atacado se les hubiera recibido con fuegos florales de ametralladora, muerto el perro, muerta la rabia y se acabaría el problema. Pero no, nosotros somos más papìstas que el Papa y si una intervención así no está legislada, ¿para qué está el Parlamento? ¿Para cobrar solamente?
La Biblia dice que se debe poner la otra mejilla, pero también dice que hay que aplicar la ley del talión, aquello de ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura y tal y tal pascual.
Si esperamos que los somalíes nos hinquen bien el cuerno de África y no podemos repeler sus ataques, me pregunto qué está haciendo nuestro ejército en Afganistán, en el Líbano, en Kosovo, en otros países y no puede defender a nuestros pescadores y pesqueros. Una solución sería que les defendieran los etarras; al menos harían algo positivo.
No sé quien ha sido el lumbreras al que se le ocurrió detener y traer a España a dos piratas para complicar más el conflicto. ¿Y ahora qué? ¡Espabilados!
¿Recordáis el recochineo que se armó cuando Aznar dio órdenes de intervenir en Perejil? Pues bien, desde entonces se les acabó el juego a los “intrépidos” invasores. ¿Que Aznar tenía de su lado al primo de zumosol americano? Sí, pero se acabó en cachondeo. Ahora somos amigos de Obama y de qué nos sirve, si dejamos pudrir las cosas a ver si se arreglan solas. Esto no se puede permitir.
CONSTANTE
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