domingo, 12 de julio de 2009

Arte pictórico I

A mí siempre me ha gustado el arte en general, especialmente el pictórico, pero como la mayoría de los trabajadores de este país, nunca ha tenido tiempo para practicarlo.
Cada vez que visito una ciudad o un pueblo visito siempre los museos, si es que los hay, porque son desgraciadamente pocos.
Hace dos años y medio organicé una exposición atípica; seguramente única en el mundo, al tratarse de cuadros de sirenas, con la participación de cuarenta artistas del Vallés Oriental (Barcelona). En la misma se eligió un cuadro para la portada del libro y de la película La leyenda de la sirenita.
Una de aquellas artistas, mi amiga Monste Costa, de la Ametlla del Vallés, me invitó a ver su última exposición y me sorprendió con un mar de nubes; decenas de vistas de paisajes cubiertos de nubes multicolores; donde no escatimó ni un gramo de pintura. Lo segundo que me llamó la atención es que ningún cuadro tenía marco, ni los grandes ni los pequeños, con lo que me encontraba dentro de un espacio real con múltiples ventanas a un mundo virtual, sin el adorno habitual que los delimita. Recuerdo muchos cuadros vistos en otras exposiciones, más por los marcos que por las obras que contenían y eso es lamentable. Los lienzos pintados son como agujeros perforados en la realidad de las paredes, como cuando nos asomamos a una ventana y nos adentramos en un recinto imaginario para adoptar una actitud de pura contemplación. La pared y el cuadro, con marco o sin él, son dos mundos antagónicos y sin comunicación. Lo real y lo irreal; como cuando el espíritu da paso de la vigilia al sueño. El marco en vez de condensar en él la mirada sólo debe ser un puro adorno aislador que no sustituya de ninguna manera la obra que contiene. La obra de arte debe ser como una isla imaginaria que flote rodeada de realidad por todas partes, pero hace falta que la pared no concluya de pronto y que no nos encontremos súbitamente con el territorio irreal del cuadro, pues de lo contrario pierde poder de sugestión. Y eso es el marco, como el marco de una ventana o el de una puerta que nos adentra en un mundo de ensueño.
Mi amiga lo ha conseguido. Había vistas maravillosas de cielos, marinas, montañas o campiñas y no me cansaba de contemplarlas.
Pero hay tantos artistas en el mundo que sueñan con triunfar en todo tipo de artes, que es totalmente imposible; por lo que relataré mañana.

CONTANTE

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