miércoles, 1 de julio de 2009

Serotonina y feromonas

Terminado oficialmente el curso, comienzan las vacaciones. Ayer por la tarde a la hora de despedirse los profesores que no estarán aquí el curso próximo, me llevé una sorpresa muy agradable: una profesora que podría ser mi hija, me sorprendió con un fuerte abrazo y no esperaba que presionara tanto sus senos contra mi pecho. Durante los numerosos segundos que duró el abrazo intercambiábamos efusivos besos en las mejillas, casi en la comisura de los labios. Los dos demostramos sentir una gran amistad y atracción, a pesar de la diferencia de edad. Y como uno es animal, la sangre fluyó rauda y veloz a la cabeza pensante del hombre, sorprendiéndome la reacción instantánea de las feromonas. Pero ella se percató y me preguntó cómo era posible que me conservara tan sano y joven. Entonces le expliqué que se debe a los pensamientos positivos que tengo siempre, aunque a veces parezca un viejo cascarrabias que refunfuña por todo.
El positivismo genera diversas emociones que movilizan un circuito hormonal que activa la secreción de serotonina, sustancia que rejuvenece las células. Gracias a ella y a una vida ordenada y sana en todos los sentidos se haya la felicidad y las condiciones esenciales para no sufrir enfermedades psicosomáticas como la depresión, raíz de muchas enfermedades. Llevar una vida sexual sana, sin aberraciones que puedan poner en peligro la salud y la vida es fundamental para la longevidad. La fornicación es lo más importante para la vida, después de alimentarse y respirar. En un comentario del mes de abril hablé de la importancia del sexo para no tener que ir nunca al médico.
Desde que publiqué “La invasión de las gacelas” las personas que no me conocen bien creen que soy un viejo verde y un cachondo mental. Lo segundo sí lo reconozco, pero nunca estuve obsesionado por el sexo. En este país de hipócritas y mojigatos sólo se puede hablar de tonterías como el fútbol y si hablas de sexo con total normalidad te catalogan de lo peor. Menos mal que a uno le da lo mismo ocho que ochenta y paso de las críticas negativas.
La especie humana nunca ha abandonado su raíz sexual. Por eso, si uno quiere llamar la atención de alguien es por el deseo imperioso de copular. De ahí viene la afición por la estética y el culto al cuerpo. El deseo sexual es el impulso básico de la mayoría de los seres vivos; pero la civilización trajo el refinamiento de las actitudes sexuales, por eso, para nosotros no es un simple proceso mecánico, sino una forma de ocio y diversión; además de un enorme placer. Y el placer es tanto mayor cuanto mayor es la sofisticación de los amantes. Con un amante atractivo, la relación sexual es mucho más excitante; pero lo que realmente importa es la relajación que se obtiene por medio del sexo para disfrutar de salud y felicidad. También es muy importante la satisfacción que produce hacer el amor con una persona inteligente y sin complejos de culpabilidad, como si hacerlo fuese pecado. ¿Cómo se le puede llamar pecado a algo tan maravilloso y placentero? ¿Cómo nos ha tenido el clero condicionados y engañados durante tantos siglos y aún hay gente que les cree y les hace caso, después de las aberraciones que han cometido? ¿A quién quieren engañar?
Make love, no war, please. Sino pégate un tiro y no amargues la vida a los demás.

CONSTANTE

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