viernes, 10 de julio de 2009

Fraga y Guinea

El 1 de abril de 1.969 estaba haciendo el servicio militar en una Bandera de la Brigada Paracaidista en las Palmas de Gran Canaria. Era sábado y regresé al cuartel poco después de medianoche. Nada más acostarme se escuchó el toque de Generala y todos saltamos de las camas sin saber qué ocurría. Inmediatamente comenzamos a prepararnos y a armarnos hasta los dientes. Cuando tenía el pelotón formado llegaron todos los mandos de la Brigada y tampoco sabían nada. Instantes después comenzaron a llegar camiones del grupo de automovilismo y empezamos a pensar que era algo serio. Recogimos los paracaídas y subimos a los camiones, que se dirigieron sin pérdida de tiempo a la Base Aérea de Gando, donde nos esperaban en marcha varios aviones Hércules DC3. Colocamos los paracaídas y debíamos partir para intervenir en Guinea. Con el nerviosismo ante la espera de casi dos horas, algún recluta se cagaba patas abajo y descubrí que la mayoría eran creyentes, porque no dejaban de santiguarse. Al final, el Teniente Coronel Manuel Echánove recibió órdenes de sus superiores para desembarcar y regresar al cuartel, donde estuvimos de retén durante una semana, por si era necesario salir inmediatamente.
Como sabéis, en la provincia española de Guinea había revuelta, después de dos siglos de colonización. Pero en aquella época, aunque estuviéramos en las postrimerías de la dictadura, todo eran secretos de Estado y no nos enterábamos de nada, especialmente la tropa, que sólo contaba los días que le quedaban de servicio.
El gobierno de España le dio la independencia a Guinea, pero el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella, se negó a viajar a un territorio convulso para firmar el acta y fue en su lugar el todoterreno Fraga, que estaba hecho un mozalbete.
Diez años después, en 1979, el sobrino del presidente Macías, Teodoro Obiang, que se había formado en academias militares españolas, le dijo a su tío, quítate tú que me pongo yo. Desde entonces, él, sus familiares y amigotes están esquilmando las riquezas del país, como la madera, de una magnífica calidad, y el petróleo que comenzaron a extraer hace más de una década grandes potencias extranjeras como Estados Unidos; por eso permiten que el pueblo guineano viva en la más absoluta de las miserias y sin poder rechistar, con total ausencia de las libertades básicas, sin los más mínimos derechos y sin nada que llevarse a la boca.
Hoy me enteré que fue el patriarca Fraga con el ministro Moratinos a Malabo para celebrar el 30 aniversario del golpe de la libertad y me pregunto para qué. ¿Será para ver qué hacen con los doce millones de euros que les entregan anualmente desde hace décadas, para cubrir las necesidades básicas de la población o si se los queda el Gobierno?
Dicen que acaban de abrir una oficina comercial y que construirán un nuevo consulado y una embajada en Bata. Como si quieren construirla en pijama, porque siempre reaccionamos tarde ante el reparto de la tarta y en cambio somos los primeros en contribuir en temas de cooperación. ¡Somos la leche!

CONSTANTE

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