miércoles, 8 de julio de 2009

Otra píldora más

Silvia, la protagonista de “Alice d’Anjou” al recobrar el conocimiento después de haber sufrido una violación salvaje y traumática en el 2003, su personalidad se había transmutado en Alice, fallecida trágicamente en el mismo lugar en 1900.
Al ver Alice las aberraciones que cometieron los humanos en el siglo XX se le cruzaron los cables y comenzó a eliminar a impresentables por todo el mundo; hombres de esos que no saben qué hacer con tanto dinero. Sin embargo, durante esa centuria la ciencia y la tecnología han avanzado de manera extraordinaria, aunque en principio favorezca más a las clases privilegiadas.
Hoy nos hemos enterado que ya se pueden crear espermatozoides humanos sin necesidad de contar con un hombre. Mal lo tenemos los machitas. De todas formas, que no se alegren mucho las mujeres, porque si se pueden crear espermatozoides en un laboratorio, también se podrán obtener óvulos femeninos, con lo que ya nadie es imprescindible.
Hoy también es un día importante para los acomplejados machos hispanos, porque a partir de ahora ya podrán adquirir en las farmacias la píldora que teóricamente alarga o retrasa la eyaculación precoz. Las estadísticas dicen que en España un 30% de hombres sufren ese trastorno, pero yo, que nunca creí en las estadísticas, pienso que esa cantidad puede superar el 40 o el 50%, porque casi nadie dice la verdad en esos temas.
Os contaré una anécdota que le ocurrió a una vaca. Estaba el animal intentando matar una mosca con el rabo y le resultaba imposible; pero cuando la mosca se detuvo entre sus narices, le dio un lengüetazo y la eliminó. Entonces, alguien le dijo: “Eso, lo que no puedas terminar con el rabo, acábalo con la lengua”. Esto quiere decir que hay infinidad de maneras de complacer a una mujer. Si un coche se detiene antes de llegar a un cambio de rasante, hay que darle un empujoncito o ponerle más gasolina para llegar a la cima y comenzar el descenso a la gloria bendita. Si la preparación del acto consigue la total lubricación del motor, las válvulas funcionarán perfectamente llegando al clímax al unísono, que es uno de los mayores placeres de la vida. Si alguien no lo consigue y no lo cree, él se lo pierde.
Después de unos años con la viagra para impotentes, lo que faltaba es una nueva pildorita milagrosa a precio de oro, para enriquecer aún más a la industria farmacéutica. No sé que inventarán a continuación, pero me gustaría que descubrieran un antídoto para luchar contra la estupidez humana, que es lo que está más globalizado.

CONSTANTE

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