Nadie encuentra la solución para salir de la crisis global.
Hoy se reunen en Londres los craks del mundo y como siempre no servirá para nada.
Circunscribiéndome a España, por qué no comienzan por:
Controlar el despilfarro de las distintas administraciones públicas, que lo calculo en más del cuarenta por ciento.
Hacer funcionar con eficacia a todos los funcionarios, no al sesenta por ciento como hasta ahora, donde unos están agobiadísimos y estresados y otros racaneando o de baja.
Se deberían rebajar las pensiones y los sueldos a los que ganan demasiado, incluidos los políticos; eliminando las pagas vitalicias de los altos cargos, como las de los ex ministros, para incrementárselos a los que ganan menos. Esto es muy fácil de solucionar, pero no quieren, porque no les interesa a ellos.
¿Cómo pueden permitir que una obra pública cueste el doble o el triple de lo presupuestado, para forrarse con las comisiones ilegales? Os recuerdo el endeudamiento de miles de millones de € del ayuntamiento de la capital, gracias al egocéntrico hijo de papá, Albertito.
Habría que subir por ley el salario mínimo interprofesional un treinta por ciento, para que los empresarios no puedan abusar subastando los puestos de trabajo para contratar al que esté dispuesto a cobrar menos.
Prohibir la publicidad para rebajar los precios de los alimentos y cosas de primera necesidad entre un treinta y cuarenta por ciento. El año pasado se han invertido en España casi treinta y tres mil millones de € en publicidad, creo que sin incluir la institucional de gobiernos y ayuntamientos. ¿Os imagináis qué se podría hacer con ese dinero? Con lo que se despilfarra en este país en todo tipo de conceptos, podríamos vivir todos en un bienestar absoluto, sin necesidad de trabajar más de seis horas diarias cada trabajador. Lo que ocurre es que los hijos de perra que quieren apoderarse de todas las riquezas del país y del mundo son capaces de vender hasta a sus madres para conseguirlo.
Otro problema típicamente español es la baja productividad, por lo que no es competitiva a ningún nivel, dependiendo de tecnologías extranjeras; cuando los jóvenes talentos tienen que salir obligatoriamente al extranjero para realizar estudios de investigación.
Tampoco se puede tolerar que las multinacionales, que en vez de crear empleo lo destruyen, se lleven el ochenta por ciento de los beneficios y que los pequeños y medianos empresarios, que ocupan el ochenta por ciento de la actividad, tengan que cerrar en tiempos de crisis.
El Estado tiene que controlar o intervenir a las entidades financieras para que no hipotequen para toda la vida a la mayoría de la población, cuando sus dirigentes y accionistas no saben que hacer con el dinero y se pasan los días viajando de orgía en orgía, como si sólo ellos tuviesen derecho a la vida.
Se le debería exigir la devolución de todo lo que han robado descaradamente y meter en la cárcel a todos los especuladores, corruptos insaciables, traficantes de influencias con informaciones privilegiadas, prevaricadores, evasores de capital; obligar a los usureros que tienen viviendas vacías por pura especulación a que las alquilasen para que estiesen al alcance de todos con unos precios normales y asumibles por parte de los trabajadores.
Pero si los que votamos a los políticos no les exigimos todo esto, harán siempre lo que quieran con nosotros. Resignémonos y dejémosles disfrutar de todos los placeres terrenales antes de que se vayan para lo que ellos consideran el infierno, después de disfrutar de la Gloria en la Tierra. A ver si revientan.
CONSTANTE
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