Tras la remodelación del Gobierno llegó la reestructuración de los altos cargos, con alguna sorpresa inesperada: Vegara merecía ser el sustituto de Solbes, pero no lo es y ya sabemos la consecuencia.
Lo que necesita realmente España en una reducción drástica de la cantidad de políticos. Este es el país del mundo donde hay más políticos por metro cuadrado: tenemos cerca de cien mil concejales, más de ocho mil cien alcaldes, diecinueve presidentes de comunidades, cerca de trescientos consejeros autonómicos, en torno a mil seiscientos parlamentarios autonómicos, trescientos cincuenta diputados en el Congreso, trescientos senadores en la Cámara Alta, doscientos parlamentarios en Estrasburgo, cincuenta y dos diputaciones con sus presidentes y altos funcionarios políticos, diecinueve delegaciones del Gobierno, cerca de veinte ministerios, una anacrónica Casa Real y decenas de miles de asesores y consejeros en nómina. Resumiendo, con los cargos de confianza y altos funcionarios enchufados, son cientos de miles de chupópteros, con unos sueldos astronómicos medios que triplican o quintuplican el de cualquier trabajador y así es imposible salir de ninguna crisis. Algún día hablaré de los impuestos que debemos pagar para mantener a toda esta lacra social, con lo inútiles que son la mayoría.
Durante la Transición, en tiempos de Calvo-Sotelo, el breve, como había cinco comunidades consideradas históricas, hubo que armonizar el Estado y la hemos cagado, porque si en los veinte y pocos años de crecimiento hemos recibido grandes subvenciones de Europa, ahora sólo las recibirán duquesas, condesas y todos los parásitos de la nobleza, porque la teta no da para más.
Por otra parte, como cientos de miles de trabajadores no querían hacerlo por un sueldo irrisorio, hubo que explotar mano de obra barata procedente de la inmigración, para no subir los salarios y ahora no es justo que se les expulse; por lo que el desempleo y la parofobia continuarán creciendo. Tardaremos mucho más tiempo en reactivar la economía que en Europa o Estados Unidos y lo pasaremos muy mal, trabajando para seguir enriqueciendo a los usureros de las finanzas, las compañías de servicios y las multinacionales.
Por eso me pregunto: ¿Para qué necesitamos tantos políticos si no son capaces de solucionar los problemas que ellos mismos han creado, por no controlar a los especuladores que se creen que no van a morir nunca? ¿Y por qué tienen que ganar tanto? Como un diputado del Opus Dei, que no dimitió después de la que ha liado cuando era ministro y cobra el triple que el Presidente del Gobierno. Es un escándalo y una vergüenza. ¡Manda huevos! Así no podemos ir a ninguna parte. Debemos espabilar, para que no nos digan que sarna con gusto no pica.
CONSTANTE
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