La Humanidad está condicionada por religiones desde tiempos inmemoriales. Las hay grandes y pequeñas, derivadas de estas y muchísimas sectas. Lo que no entiendo es por qué intentan hacernos creer en algo que no vemos, ni oímos ni tocamos.
Según el territorio donde nacemos nos dominan unos señores que predican algo en lo que ellos no creen ni practican. Dicen que su dios es el verdadero, aunque algunas de ellas reconocen que es el mismo.
De las más grandes y antiguas, las únicas que me interesan son las de Confucio y la doctrina de Prisciliano de Compostela, por tratarse de códigos estrictamente éticos y predicaban el amor libre, temas que deberían prevalecer sobre todas las cosas. La verdad es que las demás funcionan como verdaderas mafias piramidales y son muy peligrosas, especialmente las sectas; pero la culpa es de quien se deja comer el tarro.
En los territorios dominados por el cristianismo casi todas las fiestas son religiosas y lo único que nos importa es eso, que sean fiestas para descansar de la explotación y disfrutar, si podemos y nos dejan, porque hasta no hace mucho nos obligaban a hacer y pensar lo que ellos querían.
Según la Iglesia Católica, que es la multinacional más grande e improductiva del mundo, el Jueves Santo es el día del Amor Fraterno; pero si observamos como fue evolucionando la sociedad en los últimos tiempos, nos damos cuenta que el único amor que existe hoy en día es prácticamente el amor por el dinero. ¿Qué tendrá el dinero que todo el mundo está dispuesto a trabajar por él? Bueno, hay algunos perros que no trabajarían nunca, aunque les mataran y muchos ricos tampoco saben qué es trabajar y para colmo no saben qué hacer con el dinero, porque se han pasado toda la vida robando, engañando, explotando y disfrutando de todos los placeres terrenales, lo que ellos consideran vivir en la gloria; porque cuando todo se acaba, para ellos abandonar la gloria es ir al infierno. Al resto de los mortales nos ocurre todo lo contrario: sólo sufrimos calamidades durante la vida, en el verdadero infierno y cuando alcanzamos el descanso eterno encontramos la gloria. Esa es la diferencia. Por eso en mi primer libro dije: “Los ricos sólo son buenos después de muertos”, porque ya no pueden seguir haciendo daño.
Si la Iglesia dirigida desde el Vaticano no cambia sus prédicas y sus planteamientos, al final se quedarán sin feligreses. Lo lamentable es que esos creyentes y los que pagamos impuestos obligatoriamente, tengamos que mantenerles para que exhiban sus riquezas con tanta pompa y parafernalia y disfruten orgías de todo tipo; y que encima nos hablen de amor fraterno, si la mayoría de ellos no saben lo que es. El amor fraterno sólo lo practican los religiosos, religiosas y otras personas libres que entregan sus vidas ayudando a los desgraciados en todo el mundo. Hoy el único dios es el dinero y si no se cambia el rumbo, no hay vuelta de hoja. Si Jesucristo levantara la cabeza se moriría del disgusto al ver como actuaron sus representantes durante dos milenios.
En los años 80 conocí un estudiante algo mediocre, pero era la mejor persona que he conocido en mi vida. Deseaba ser sacerdote y cuando intentó entrar en un seminario no le aceptaron, porque no podría ser nunca un líder eclesiástico embaucador o conquistador de feligresas de buen ver. Eso me lo dijo un hipócrita que no cree en Dios y va cada domingo a misa, comulga y canta incluso en latín si es necesario, sólo por conveniencia, para mantener sus status social ante los hipócritas del pueblo. En cambio el chico, que tiene ahora cincuenta años, está realizando trabajos esporádicos de todo tipo, totalmente explotado, en casas de esas personas que tanto predican el Amor Fraterno. ¡Manda carallo! Mexan por un e ai que decir que chove. ¡Hay que joderse!
CONSTANTE
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