Como se acerca Sant Jordi, una chica que le gustaría ser poeta me preguntó cómo funciona la publicación de libros. Por eso os explicaré mi experiencia de los últimos ocho años:
Hasta hace unos años, las editoriales publicaban todos los originales recibidos que le interesaban y los enviaban a las librerías, donde tenían un espacio reservado para las novedades que iban apareciendo; pero de muchos de esos libros no se vendía ni uno y los libreros protestaron, porque no querían tenerlos almacenados ocupando espacio.
Ahora, gracias a la informática, se escriben cientos de miles de libros al año en el país y es imposible publicarlos todos, en parte porque la mayoría son muy malos y no interesan a nadie. Las editoriales tienen la sartén por el mango y cuando le llega un original se lo pasan a la comisión de lectura o encargados de leerlo, para que le den el visto bueno si es interesante o rechazarlo si es malo.
Pude comprobar personalmente entre el 2002 y 2006 que ni siquiera se los leían y pasaban a la editorial el informe negativo o desfavorable. Lo sé porque se los enviaba con algunas hojas estratégicamente pegadas en un punto, para saber si los abrían o no y me los devolvían por correo tal cual. Gracias a ello también descubrí qué editoriales publican exclusivamente en catalán y perdí unos cuantos meses cada año traduciendo a nuestro idioma los cuatro libros que tengo en mi web. En esos años me di cuenta de cómo funciona todo: si los “especialistos” que leen el original saben que es de un escritor consagrado o de un mediático famoso que sale cada día en los medios de comunicación, saben que los lectores lo solicitarán a los libreros, éstos a las editoriales y éstas lo envían a las librerías por medio de las distribuidoras, cerrando el círculo que encarece los libros de un cincuenta a un setenta por ciento y hacen el informe favorable, seguramente sin leerlo. En cambio, a los aspirantes, aunque sean buenos, si no tienen padrinos les dicen siempre lo mismo: que no encajan en sus colecciones o cosas por el estilo. Sólo piensan en el negocio y luego dicen que la gente no lee. ¿Cómo pueden cobrar veinte o treinta € por un libro cualquiera? Es una pasada. Ya veréis como van a bajar los precios ahora, porque los libros no son de chocolate, no se pueden comer y antes hay que comer.
En cambio, los que no sabemos escribir bien y tenemos que hacernos cargo de la edición de al menos dos mil ejemplares para que salgan muy económicos y regalarlos después de vender la tercera parte de los ejemplares para recaudar lo invertido. Un libro de doscientas sesenta páginas sale de la imprenta por un euro y medio y se pueden vender a cuatro o cinco. Tomad nota y comparad precios. Esta es la única forma de potenciar la lectura y que esté al alcance de todos.
Lo lamentable es que la mayoría de los libros bombardeados por la publicidad engañosa, vayan a adornar librerías y muebles. Así va la cosa y así nos luce el pelo. Lo que lamento es que mucha gente se obsesione con triunfar, sabiendo que es imposible, lo mismo que en otras artes. Tened en cuenta que lo importante es escribir, aunque no sirva para nada; porque las palabras se las lleva el viento, pero lo escrito, escrito queda.
CONSTANTE
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