domingo, 12 de abril de 2009

Fanatismos

En la península Ibérica de los espan o conejos, después de las invasiones más importantes, siempre hubo problemas entre reinos y demás territorios.
Durante la Dictadura hubo un slogan “España es diferente” Y tanto que lo era y aún sigue siéndolo. Sino que se lo pregunten a muchos catalanes y vascos que no quieren ser españoles. O a la mayoría de los gallegos que sí se sienten españoles a pesar de estar abandonados por los gobiernos centrales hasta hace muy pocas décadas. Lo lógico sería que Galicia formase una comunidad llamada Portugalicia con Lusitania, que para eso tienen como base la misma lengua y curiosamente un nombre termina como comienza el otro. Además, los nacionalismos históricos del norte no tienen nada que ver con el soleado sur y su alegre población. Y nos encontramos con una amalgama de pueblos que forman un conjunto diferente, incluso más que los de Canadá o Bélgica.
Se dice que la envidia es una enfermedad nacional, cuando es considerado un pecado capital. Eso lo comprendo cuando vemos cómo unos pocos lo codician todo en perjuicio de los que no tenemos donde caernos muertos; pero considero que son mucho peores los fanatismos tradicionales exacerbados de todo tipo, que llaman la atención a los visitantes. Recordemos algunos ejemplos:
-Las fiestas del agua en diversas poblaciones, que no tienen demasiada importancia.
-La tomatina, debería denominarse la tontina.
-Correr delante de toros en encierros, creyéndose muy machotes, cuando los toros no enbisten, porque sólo se dedican a correr asustados. Los festejos taurinos nos están costando a los españoles cerca de setecientos millones de € anuales en subvenciones, sólo para que unos cuantos fantasmas se forren y se crean artistas.
-Peregrinar cientos de kilómetros hasta Santiago, sabiendo que el Apóstol no está enterrado allí. Sé que hay quien lo hace por vivir aventuras.
-Caminar con carretas hasta el Rocío para ver cómo los almonteños asaltan la verja cada año más temprano.
-Construir un recinto ferial en abril, con pabellones maravillosos, para que los disfrute solamente la población de alto poder adquisitivo.
-Malgastar cientos de millones de € en petardos la noche de San Juan.
-Construir grandes ninots durante todo el año, malgastando millones de euros, para quemarlos en unos cuantos minutos.
-Romper los tímpanos de los oídos con el sonar de tantos bombos y tambores durante dos días en Calanda. ¡Vivan ese tipo de tradiciones!
-Pasar horas y horas esperando que pasen las procesiones de Semana Santa, especialmente en Andalucía, donde la población adora a los cristos y a las vírgenes de madera. No me extraña que ante tanta fe y fervor religioso los inconscientes de muchas personas enfermas reaccionen positivamente y se produzca lo que se consideran milagros; o que muchos individuos muy primitivos, psíquicamente enfermos, adoren y deseen lujuriosamente a vírgenes de carne y hueso. Es curioso que la adoración a las vírgenes sólo sea exclusiva en los territorios dominados por el cristianismo. En este caso se unen las tradiciones con ritos ancestrales antropológicos y culturales, llevados al campo que le interesa a la Iglesia; sin embargo, en esta ocasión no son sus representantes los protagonistas, sino el pueblo considerado católico, aunque luego no sea practicante durante el resto del año. Vivir para ver. Tanta exhibición de espiritualismo religioso estos días, ¿para qué?
De todas formas, estos fanatismos no son graves, porque se practican sólo una vez al año y ya se sabe que una vez al año no hace daño.
-Otra curiosa obsesión es ir en manada a los tostaderos de imbéciles, donde no hay ni sitio para tumbarse, habiendo sol en todas partes y otras técnicas modernas para ponerse morenos. Con lo perjudicial tomar el sol sin protección. Comprendo que lo hagan los habitantes de los países del norte, que no ven el sol ni en pintura.
-Es mucho peor el fanatismo por el fútbol, que aborrega a más del 50% de la población y no sabe hablar de otra cosa. No se dan cuenta que los clubes grandes actúan como verdaderas mafias y permiten que los figurines ganen millones, gracias a su ignorancia y a que pagan por verles mucho más que por cualquier otro espectáculo. Es increíble. Me gustaría saber si existe en España algún club, además del Barça o el Madrid. En los años 60 decían que el fútbol era la droga del pueblo y ahora ya casi superamos en fanatismo a los argentinos, brasileños, ingleses, italianos, etc. Y también en consumo de la droga de verdad. Es que somos los más mejores.
Pero lo peor de todos los fanatismos, además del religioso, son los nacionalismos y el racismo, que provocaron guerras en las que murieron y morirán millones de personas si no ponemos remedio. Yo pienso que si queremos todos, podemos evitarlas.

CONSTANTE

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